Coperma nace en 2005 como evolución de Reformas y construcciones Matallana, una empresa fundada por mi padre y por mi. Él aportó décadas de oficio, una ética de trabajo intachable y una visión clara: «Si nos pagan por esto, debemos hacerlo bien».

Yo, con una mirada más empresarial, asumí el reto de consolidar ese legado y llevarlo un poco más allá, profesionalizando procesos sin perder la esencia.

Desde sus inicios, Coperma ha estado marcada por una manera de hacer seria, comprometida y honesta. Mi padre fue un referente para quienes trabajaron con él: clientes satisfechos, colaboradores fieles y empleados que reconocían en él un profesional como pocos. Su ejemplo fue, y sigue siendo, la base de nuestra forma de trabajar.

A nivel personal, Coperma es mucho más que una empresa. Siempre he dicho que fue mi primer hijo, y así la he cuidado. He defendido este proyecto con determinación incluso cuando las circunstancias eran adversas. En el camino he perdido cosas, pero también he ganado otras muy valiosas: un equipo que comparte mis valores, clientes que confían plenamente en nosotros, y una marca que representa algo más que reformas.

Hoy, Coperma es el reflejo de una historia familiar con visión de futuro. Un proyecto que combina calidad, compromiso y humanidad, y que sigue creciendo fiel a sus principios: transformar espacios, superar expectativas y construir relaciones basadas en la confianza.